Consumir local ha vuelto a ser tendencia, es un GIF en el Instagram y una petición en Uber Eats. Hoy es necesario voltear a vernos más de cerca y descubrir la historia detrás de cada “puesto”.
Diego Lizarazo me enseñó en uno de sus libros que la vida sin el otro extermina lo posible (Lizarazo, 2007) y ahí he encontrado la oportunidad de comenzar Lazo Blanco, mirando más allá de lo que yo puedo hacer y considerando cómo puedo compartir mi trabajo con el de los demás.
Cada cabeza y cada mano que pone su talento en la confección de nuestros zapatos es un lienzo de sueños, historias y proyectos, pero en éste somos uno.
Más de treinta procesos forman parte de una sola pantufla y eso tiene mucho significado para nosotros, porque sin Dani, Carlos, Gustavo, Ileana, Yoichi, sin Jorge nada de esto llegaría a sus pies hoy.
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Pensar en la trayectoria de un producto nos invita a mirarnos desde la humildad, desde la artesanía y el amor. Todos tenemos algo que compartir y todos merecemos ser escuchados. La voz de una marca es la voz de quienes forman parte de esa familia: de sus colaboradores, de quienes la iniciaron y de los que le dan sentido a esos mensajes, sus clientes.
Mantenerse honesto a pesar de las turbulencias es algo que he aprendido como fundamental y lo que creo que le aporta aún más valor a cualquier proyecto. Aunque eso implica desafíos económicos, como confiar en proveedores locales, aprender de ellos y enseñarles nuevas formas de trabajo, o simplemente pagar nuestros impuestos para regresar a nuestra comunidad la dignidad con nuestro trabajo.
Desde que concebimos Lazo Blanco como una alternativa a reducir el consumo de productos de un uso, nos comprometimos con un modelo de negocio sostenible, que además de pensar en los materiales y la vida útil del producto, entendemos que nuestro mejor valor son las personas que dependen del trabajo que generamos.
Consumir local es considerar al otro, no desde lo que puede valer, sino desde lo que ya vale. Esa es nuestra cadena sustentable, ese es nuestro lazo.
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Lizarazo, A. Diego. (2007). Sociedades icónicas. México. Siglo xxi editores.