Me volví a enamorar de las bodas. Así tal cual. No es que haya perdido ese romance que me mueve todos los días, sino que logré descubrir una magia que jamás me hubiera cruzado por la cabeza. Bajo el concepto “Tres Cuartos” esta producción rompió esquemas en todo sentido, y de eso se trataba. Una locación que jamás te atreverías a pisar por tu propia cuenta, la belleza de paredes plagadas de colores y texturas, pasillos dignos de una película de horror… todo ello convertido en el mejor escenario para magnificar el lujo y la exquisitez que solo una novia tiene. Y sí, en el contraste, en lo extremo, en el polvo y lo místico, es donde las mejores sorpresas se disponen a darse a conocer.
Hoy te presento la primera entrega de Tres Cuartos con las fotografías de Gabriela Medina, una artista detrás de la lente que se entrega y se olvida, que sonríe y se emociona. Una verdadera maestra en explorar rincones, contrastes de luz, movimientos y fluidez. Evidentemente, el resultado del todo no estaría completo sin el profesionalismo de grandes expertos que le dieron un sentido distinto y único a cada segundo.
La belleza de República de Chile
“El día que conocimos el lugar fue mágico. Nos quedamos impresionados y las ideas comenzaron a fluir porque sabíamos que ese era el lugar. Nunca pasó por nuestra mente buscar una segunda opción. ¡Ya queríamos tomar fotos”, me cuenta Gaby. Y sí, ni las mejores palabras podrían hacerle justicia al lugar que nos reunió en República de Chile 43. Nadie creería que detrás de ese portón gris, tan clásico de las calles aledañas al Centro Histórico de la Ciudad de México, un tesoro se escondería.
Una vez que la confirmación del lugar fue una realidad, las ideas comenzaron a brotar por parte de Gaby, de Ale y de Mauricio, los tres fotógrafos que, con su estilo muy particular, le dieron un enfoque distinto a lo que parecía lo mismo. “Buscábamos hacer fotos de tipo editorial que connotaran un poco de nostalgia, contrastando el escenario deteriorado con la belleza de lo que representa una novia, capturando imágenes que una novia no permitiría, rompiendo con lo ya visto en revistas”, dice.
Y así, cada uno de los espacios de este lugar, se convertían en una viva representación de la libertad y de un estilo extraordinario. Los cuartos nos recibieron con lo inesperado: paredes descarapeladas, ventas con una luz envidiable, baños con espejos perfectos y una soledad que se antojaba tan misteriosa como divina.
Flores que echan a volar la imaginación
Por supuesto que las flores no podían faltar. Mónica, directora de Salomón Estudio Floral, me revela que buscaba proyectar “un estilo orgánico y natural; flores con elegancia y movimientos sutiles inspirados en cada uno de los vestidos de novia y sus texturas”. La gama de colores fue mi parte favorita de esta propuesta, y es que nada me gusta más como los juegos con el amarillo y el gris, así como algunos toques de hierbas de pampa y mucho romance.
Como si se tratara de crear una obra de arte, “la carta de color en cada diseño fue elegida por los tonos del espacio y la luz. Los colores tenues y deslavados de los muros me inspiraron para elegir flores de contraste en tonos sutiles. Apostamos por el color, dejando atrás los ramos en blancos”, dice Mónica.
No apto para cualquier novia
Todos y cada uno de los elementos en Tres Cuartos hicieron que la armonía fuera el eje conductor, incluso en medio del caos que proyectaba semejante locación. Por supuesto que el estilismo fue clave, y para ello Claudia Blanquer me explica que se inspiró muchísimo en los vestidos de novia y las locaciones, “y no fue hasta que vi las caras de las modelos que decidí exactamente qué hacer con cada una de ellas”.
Para que el impacto fuera aún mejor, la presencia femenina debía no solo ser el ingrediente protagónico, sino también el que cautivara al instante. Debo confesar que el talento de Claudia es impresionante y el trabajo que realizó con cada una de las modelos fue para quedarse boquiabierta. “Quise proyectar mujeres contemporáneas, fuertes, frescas, pero sin perder el lado romántico que cada una de nosotras llevamos por dentro. Quise mostrar que podemos ser poderosas y seguras, sin necesidad de llevar una máscara de maquillaje”, me cuenta Claudia.
Un vestido de novia que te haga volar
Me parece, sin afán de caer mucho en lo subjetivo, que eso es justamente lo que hacen los vestidos de novia Va de Blanco. La selección me pareció encantadora y atinada, ideal para jugar con tules, cuellos cisne, bordados de encaje, capas de ensueño, tintes de colores metálicos, relieves y hasta una buena dosis de pedrería para completar la ecuación con un estilo apabullante. Los tocados de Oh La Flor, así como los velos, también hicieron las veces de aliados para transformar cada centímetro de un look fuera de serie. Sin duda, en estas fotografías se esconden las mejores tendencias para novias 2020.
La selección de los vestidos de novia, me cuentan Alex y Gaby, de Va de Blanco, se hizo con base en la inspiración que marcaron los fotógrafos. “Seleccionamos los vestidos de cada marca que tenemos y que creíamos podían identificar más a nuestro concepto y que podían jugar mucho con la luz”. Y sí, cada uno de los diseños destacaron por una fusión de elementos alternativos y detalles clásicos, dejando que la fluidez y el mismo comportamiento de las telas dictara el movimiento.
“Más que un estilo definido, queríamos proyectar libertad, comodidad, diversión, versatilidad y modernidad atemporal. La inspiración de este proyecto fue el trabajo de nuestros colaboradores, ya que existió siempre una libertad creativa para todos, y ver lo que ellos imaginaban era más que suficiente para inspirarnos”, dicen.
El arte de quien ve todo
Lo repito, Gabriela me enamoró. Si algo amo en esta vida es ver a la gente sonreír cuando se da cuenta de que está haciendo lo que más le apasiona. Siempre me asomaba y detrás de cada click, cuando ella verificaba si todo había salido perfecto, yo solo me asombraba más y más. Créeme, no es sencillo transformar en belleza los espacios que nos rodeaban, pero cada uno de ellos, con ese sello propio, lo hicieron realidad. ¡Vaya que la magia despertó!
Al respecto, ella misma me cuenta que su estilo es espontáneo y “enfocado en capturar emociones. Me encanta que todo fluya de manera natural, incluso que la iluminación sea tenue y que permita apreciar los claroscuros, pero que no pierda detalle la fotografía”, dice. Definición que se deja ver de manera perfecta en esas tomas que parecían transformar el espacio en el que estábamos. De pronto los pasillos, en vez de ser misteriosos, parecían tomados de un cuento de hadas. Sin más.
“Otra de mis características es que me fijo mucho en los detalles, no solo en los anillos o los zapatos, sino en las texturas y lo que ellas transmiten. El poder sentir con la mirada, y este proyecto en particular me permitió explotarlo al máximo”, dice.
Incluso en el silencio de aquel lugar, el aroma de sus habitaciones y el efecto de esos detalles que han dado gran paso en el tiempo, todo era una sorpresa en ese día. Como si un mundo de posibilidades abriera la puerta grande para hacer magia con el arte, con la expresión de la belleza, con una elegancia reinventada y con ese dejo de sofisticación en cada detalle. “Una parte que me encantó fue interactuar en los pasillos del edificio. Es un espacio con distintas intensidades y coloraciones de luz que permitía generar tomas en movimiento, dejando a las modelos jugar con los vestidos y con el ser ellas mismas”, dice Gaby.
Sin duda, un día en donde la poesía trascendió las páginas para escribir con pasos, sonrisas, movimientos, textiles, flores, detalles y el arte de quien lo ve todo desde la lente. Tres Cuartos es una de esas producciones que alientan a diseñar bodas diferentes, con reglas propias, con estilos que capturen las miradas de propios y extraños y, por supuesto, con una propuesta estética digna de admirarse por los siglos de los siglos. Disfruta de la primera entrega de esta editorial y no te pierdas la próxima el miércoles 24 de julio 2019.
Equipo Tres Cuartos
Fotografía: Gabriela Medina (Gab Fotografía), Alejandra Cárdenas (CÚMULO), Mauricio D’Rugama (Mauricio D’Rugama Fotografía) | Vestidos de novia: Va de Blanco | Tocados: Oh La Flor | Maquillaje: Claudia Blanquer | Diseño floral: Salomón Estudio Floral | Listones y textiles: Cocoon Silks | Mantelería: Butterfly Linens | Wedding Journalist: Melissa Lara | Manager de venue: Juan Mexico | Modelos: Flor y Anzhela de Broke Model Management; Fer y Majo de Wanted & Bang Management
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