Jamás hubiera pensado que alguien encontraría relación entre la política y las bodas. Iván Ruiz de Velasco, director de Sou Jazz y politólogo, se ha encargado de sumar las experiencias que ambas disciplinas le han dado para generar un concepto como ninguno otro. Quien se jura amante de The Rolling Stones y que se proclama fan de Billie Holiday y Ella Fitzgerald, ahora se encuentra completamente seducido por esa imperfección perfecta que solo el jazz ha sido capaz de dar a lo largo de los años. Las canciones más populares se quitan la etiqueta de mainstream con el talento de Sou Jazz, una propuesta que ha transformado por completo el banquete de bodas en México. En entrevista, Iván me cuenta más sobre sus inicios, su pasión y lo que sigue para darle melodía a la industria nupcial.
La vida antes de Sou Jazz
“Siempre fui músico y en algún momento me asocié con Pablo, de No Statics. Me gustaba la música electrónica y había un lugar que se llamaba Click que nos gustaba mucho y en donde se tocaba música house. En algún momento se me ocurrió tocar percusión con el DJ”, dice. Este fenómeno, que había visto en Ibiza, sabía que podría tener un gran lugar en la vida nocturna de la ciudad. El show de percusiones con DJ duraba alrededor de 20 minutos, y gracias a que funcionó bastante bien empezaron a hacer eventos. La experimentación con los instrumentos musicales le dio la idea de invitar a este concepto a saxofonistas y cantantes, pero también a bailarinas y acróbatas. “Hicimos una alianza en la que yo llevaba la dirección artística y él llevaba las ventas y la dirección técnica, y entonces empezamos a hacer muchos eventos y bodas”, me cuenta Iván.
Entre performance, telas, fuegos aéreos, ritmos musicales y un claro ejemplo de cómo tenían que vivirse las fiestas de las bodas y de diversas empresas, este primer acercamiento le enseñó a Iván que debía profesionalizar todo aquello que maquinaba en su cabeza. Por eso mismo decidió estudiar la carrera de Producción de Espectáculos en el Claustro de Sor Juana. “Ya encarrerado casi no tocaba la percusión, me dedicaba a organizar todo el talento artístico para los shows de eventos sociales”, dice. El desarrollo de espectáculos que conjugaban la música, la danza y el arte contemporáneo se convirtió en una nueva tendencia; sin embargo Iván siempre tuvo en su mente el deseo de cantar y buscó la forma, ahora sí, de hacerlo realidad.
De canto, instrumentos y mucho más
Sabiendo que “el camino de los cantantes es pesado” y con miles de preguntas por responderse antes de dar el gran paso, llegó a la conclusión de hacer “un producto que me guste, en el que yo sea muy feliz y que funcione muy bien en esta industria. Y así nació Sou Jazz”, dice. Ahora, con siete años de existencia, este nuevo concepto musical se ha encargado de transformar por completo la experiencia de las bodas, dotándoles de una nueva energía con canciones clásicas, voces espectaculares e instrumentos que se unen para diseñar una ecuación donde todo tenga sentido.
“Me regresé a clases de canto, empecé a prepararme, empecé a pensar qué puede funcionar en los eventos que hasta el momento no hay”. Sou Jazz se consolidó no solo como una propuesta innovadora más, sino como toda una máquina de pasos y estructuras para brindar un concepto completamente fuera de serie. Iván, por ejemplo, sabía que la gente necesitaba inspiraciones familiares y que fueran del agrado de muchas generaciones… “Algo que siempre has visto como nunca lo has visto”, me cuenta. Y ahí, justo donde la energía creativa sí encontró corriente para fluir, fue donde los instrumentos y las voces se conjugaron para interpretar, de formas inesperadas, esas canciones que te sabes de memoria, pero que poseen versiones jamás escuchadas.
El inicio de Sou no fue directo en las bodas, sino que contaban con lugares de fijo donde podían hacer presentaciones en Santa Fe e Interlomas. De ahí surgió su primera boda, la cual hizo que Iván se enamorara por completo de la industria y no la abandonara.
Un nuevo esquema de música en las bodas
El jazz no fue elegido por casualidad, al contrario. Y es que para Iván, “en el evento privado una constante es el glamour. Por eso la idea fue apostar por algo que apelara a la elegancia y sofisticación, y el jazz es un estilo que conjuga todo”. La improvisación es clave en este tipo de música, pero esta debe de hacerse con preparación. Basados en reglas de armonía y teoría musical, todos y cada uno de los músicos que componen el equipo de Sou Jazz están preparados para diseñar versiones al momento, sin poner en riesgo la esencia vital de esas canciones.
“El momento más glam de las bodas es el banquete”
En sus inicios eran cinco o seis integrantes quienes se encargaban de hacer música, pero fue el 2015 el año que le dio la bienvenida al Big Band, con sus 12 integrantes, en una boda en Hacienda de los Morales. A partir de ese momento, el prestigio se hizo el estandarte para Sou Jazz, por lo que no tardaron en llegar a las bodas y eventos más cotizados. Las fallas se olvidan cuando Iván y su equipo de músicos pisan el escenario, y es que es justo en ese momento donde prueban de qué están hechos. Los cifrados, acordes y las notas hacen de las suyas para potenciar, con una selección perfecta de canciones, el talento que los acompaña y que ya es parte de ellos.
El éxito, por supuesto, se garantiza con la música, pero esta también toma un significado distinto al conocer la estructura de un banquete. Iván domina perfecto que la gente quiere platicar y escuchar música que no sea estruendosa pero que, a su vez, marque una experiencia total con los platillos que deleitan a los invitados. “El inicio se hace muy old school, muy clásico, muy Sinatra y, a partir de ahí, vamos subiendo. Cuando la gente está en el plato fuerte podemos tocar ‘Sweet Child O’ Mine’ en charlestón y en el postre, al final, cerramos con ‘I’m So Excited’, de The Pointer Sisters, en jazz como de cantina de los 20, que sigue siendo vintage pero ahí la gente ya entra en el mood y quiere bailar”, dice.
Donde surge la magia
“Llegando a la boda leo a la gente y adaptamos”
Por mucho tiempo me convencí de que la música en vivo no era lo mejor para las bodas (sí, júzguenme), y ese mismo convencimiento tomó un rumbo completamente distinto cuando Iván me contó que, a pesar de tener canciones ya ensayadas, ellos se enfocan en leer la vibra de la gente y, en ese momento, pueden improvisar con distintas versiones para garantizar el éxito rotundo en el banquete. Todo sucede al momento y con el sustento de un grupo de artistas que, además de tener un talento brutal, saben jugar con la música y su ciencia. Swing, ska, reggae, rock… “nunca nada es igual, siempre hay improvisación”.
Lo que sucede entonces es que ninguna presentación es la misma. Todo se acopla con base en las expectativas e historia de la pareja y, por supuesto, en la asistencia a ese gran día. Lo que Iván define como “la reinterpretación de algo que es popular y reconocido” toma distintas formas gracias a los arreglos y el carácter que Sou Jazz es capaz de darle a su repertorio. “Cada boda es súper auténtica y tiene su propia energía”, dice.
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Todo está pensado para marcar un parteaguas, incluso la selección de las canciones. Y no, no se trata únicamente de tomar la melodía que sea, sino de armar una fórmula con ella que respete dos esquemas imprescindibles: el gusto que tiene Iván por la canción y, por supuesto, el impacto que tendrá una pieza tan conocida mientras la interpretan. “Para complacer a un público mediante la sorpresa hay que tener ese equilibrio”, dice, al tiempo que me explica que solo así un cantante puede relacionarse íntimamente con la pieza.
Las canciones que figuran en la propuesta de Sou Jazz son esas mismas que sonaban en la cabeza de Iván cuando era pequeño, y aunque sus letras no estaban tan bien entendidas en su momento, los ritmos se quedaron en su inconsciente y ahora cobran vida de otra forma. “No hay ninguna canción que discrimine, y es que como músico también sé que todas son complejas. Todo tiene un valor”, asegura.
“Sou Jazz es un producto libre”
Aunque Sou Jazz cuenta con un repertorio de 60 canciones, son 16 las que se interpretan en una boda aproximadamente. Dentro de las favoritas, no cabe duda que es ‘Fly Me to the Moon’, por ejemplo.
Lo que sigue…
Aunque el glamour ha sido el común denominador en el trabajo de Sou Jazz, el gusto por ver a la gente bailar y disfrutar también se mantiene presente, por eso surge Alma Rabal. Este concepto tiene como objetivo regresar a esas canciones míticas bajo una propuesta vintage y que invite a un viaje en el tiempo.
“El reto es presentar una propuesta auténtica”, dice Iván. Bajo ese precepto, ‘Dos gardenias’, ‘La boa’, ‘Caballo viejo’, ‘Que nadie sepa mi sufrir’, entre otras, han llegado a conquistar el universo de lo novedoso con una interpretación fascinante que promete romper la pista de baile (no necesariamente de las bodas)
Y así es como la música encuentra en el glamour su mejor aliado para sorprender. Toda una experiencia para los sentidos que se formula a través de canciones, arreglos, interpretaciones y experimentación. Todo se consolida en hacer esa “inversión para agasajar a los invitados”, una premisa que Iván ha considerado como el tema clave, además de la sorpresa, para crear presentaciones como jamás las hubieras imaginado. Sou Jazz ha puesto el acento que faltaba en las bodas.
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Website: http://www.soujazz.com
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