Te entiendo perfecto, en serio. Nada se compara con esa ilusión de ver a tu novio hincado frente a ti con un anillo precioso y pronunciando la pregunta con la que tanto tiempo habías soñado: “¿te quieres casar conmigo?”. Por un momento podrías asegurar que el universo, al menos el tuyo, ha construido a su alrededor una capa protectora color de rosa, un escudo que combate absolutamente todo y en donde la perfección encuentra su hogar. Y aunque todo podría parecer así, la realidad es que decir “sí” no solo se trata de planear una boda maravillosa, bailar hasta el amanecer e irte en un viaje de ensueño junto al amor de tu vida, sino que debes pensar más a fondo… en esa vida que vas a construir con él ¡para siempre! No es fácil y tampoco debes sentirte abrumada por el paso que estás a punto de dar, simplemente debes tomar en cuenta algunas cosas para conocerte mejor y saber qué quieres (y sobre todo QUÉ NO QUIERES) de tu próxima familia. Para ayudarte, acá te comparto una serie de preguntas serias (muy serias) que debes hacerte antes de casarte o, incluso, antes de siquiera tomar la decisión. ¡Toma nota!
1. ¿Tengo claro hasta dónde quiero sacrificarme por mi relación?
La pregunta del millón, en serio. Evidentemente todas las relaciones requieren de esfuerzo, trabajo y mucho sacrificio, ¡pero aguas! Todo en exceso es malo, sobre todo si eso significa que te pierdes en el camino con el único fin de entregarte por completo a la felicidad de tu pareja y nada más. De inicio podría parecer inofensivo, pero cuando todo cambia, ya no te reconoces y de alguna forma dejas de existir para ti y solo existes para tu pareja, entonces es momento de hacer una pausa y retomar el buen camino. Esta interrogante va enfocada, sobre todo, a tener muy claro cuáles son las cosas que no estás dispuesta a abandonar de ti por la relación y, por supuesto, jamás olvidarte de que tú eres una prioridad. El hecho de que sacrifiques algunas cosas por el bien de su amor siempre será acertado y será bueno para fortalecer su relación, pero ten muy claros cuáles serán los límites para que no equivocarte ni perderte en el ínter. Cuidarte y velar por ti y por tus emociones dará como resultado que ambos estén en un mejor lugar como pareja.
2. ¿Estoy con alguien que me hace reír?
Si lo único que vives con él son problemas, conflictos y lloras más de lo que ríes, en serio piénsalo dos veces. El matrimonio no es precisamente un camino de rosas y algodones de azúcar, y por eso mismo necesitas acompañarte en el camino con alguien que haga ameno el viaje, de verdad. No es una decisión egoísta, ¡al contrario! Se trata de visualizar cómo será su vida y qué tanta disposición tendrán de resolver problemas y de verle el lado positivo a todo. Es complicado, sí, pero en esos obstáculos necesitarán vestirse de la mejor actitud para enfrentarlos y, ya de paso, reírse de lo malo. En los días buenos, en los malos y en los peores necesitarás tomarte de la mano de quien no tenga miedo de hacerle frente a la vida con una sonrisa enorme. No matter what!
3. ¿Quiero tener hijos?
La ilusión de tener hijos puede ser muy importante para muchas parejas, pero ¿ya pensaste si es una prioridad para ti y para tu novio? Esta pregunta es una de las más serias que debes hacerte antes de casarte, y es que no se trata de cualquier decisión, sino de un cambio total de vida. Te recomiendo muchísimo que ese tema lo dejen más claro que el agua antes de iniciar un camino juntos y de por vida, ya que deben estar en la misma línea y saber a ciencia cierta en dónde figuran sus opiniones. Si ambos desean tener hijos, ¡felicidades! Seguro que serán excelentes padres. Pero si uno de los dos no está convencido de añadir miembros a la familia, este es el momento justo para mediar la situación o, en su defecto, pensar dos veces si es la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Recuerda que los problemas y los temas de conversación complejos están a la orden del día en un matrimonio, así que si no resuelven este tipo de dudas de una buena vez, es muy probable que el problema se destape con el tiempo. Mejor ahórrate batallas, for real!
4. ¿Qué pasa si no podemos tener hijos?
Y así como decidieron que sí están dispuestos a tener hijos, también vale la pena sopesar la solución en torno a futuras situaciones. Es importante que tengan un plan B por si no tienen la posibilidad de tener hijos de forma natural, así que de una vez platiquen sobre las opciones que tienen a su alcance: ¿están dispuestos a adoptar?, ¿se someterían a tratamientos para poder concebir?, ¿estarían cómodos con la decisión de estar solos y sin hijos?, ¿sería un problema demasiado grave que afecte de raíz su relación? Todas estas preguntas deben ser contestadas con mucha honestidad, sin reparos y con la claridad primaria de que buscan lo mejor para el otro y para fortalecer su relación. Lo más elemental es que estos temas no los guarden para después de la boda, sino para antes de tomar una de las decisiones más importantes de su vida.
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5. ¿Puedo hacer equipo con mi pareja?
El romance de los primeros meses está cool, pero cuando termina la etapa de la luna de miel y la relación empieza a profundizarse empezarán a salir los verdaderos colores de ambos. Para ello, el secreto no se esconde en qué tantos detalles haya de por medio (aunque sí son importantes) o el nivel de cursilería que compartan en su vida diaria, sino qué tan capaces son de construir una relación basada en el éxito de un equipo sólido. Saber que estás con alguien que te ayudaría a comerte al mundo es muy importante, sobre todo si a ello le añades la sed de crear proyectos juntos, de cumplirlos y llevar sus metas al máximo. Construir sueños y proyectarlos hacia el futuro será el inicio de un camino en donde haya sorpresas todo el tiempo, iniciativa de trabajo y motivación para mejorar todos los días para ti, para él y, por supuesto, para los dos. Pero recuerda… un equipo SIEMPRE ES DE DOS, no hay de otra.
6. ¿Estoy en una relación justa?
¿Estás con una persona que promueve el equilibrio? Sin duda alguna, esta es, a mi parecer, una de esas preguntas serias que necesitas responder antes de casarte. Saber qué lugar tienes en la relación, cuáles son las tareas que comparten, la visión que tiene tu pareja de ti y el balance emocional que existe entre ambos te ayudarán a entender de una mejor manera si existe la justicia o no. Se trata de ver más allá de sobre quién pagará qué o quién lavará los trastes en qué día, sino de entender si alguien está dando más o está comprometiendo más que el otro. Y es que no solo se trata de dar y buscar hacerle la vida fácil al otro, sino de convivir en común acuerdo y encontrar una alternativa en donde ambos existan a partes iguales y también se entreguen por completo y sin reservas. Nadie debe ser más o menos, eso tenlo claro.
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7. ¿Qué problemas tiene mi pareja (y yo)?
Momento de tocar temas sensibles para ti y para él. Si toma de más y se transforma en un monstruo, si nunca te pela o no te pone atención, si compra demasiado y no está dispuesto a ahorrar, si tiene una deuda kilométrica con miles de bancos, si no sabe cómo resolver problemas sin enojarse… la lista puede continuar. Evidentemente, no somos perfectos y querer serlo tendría más complicaciones que beneficios, pero dentro de ese esquema de problemas humanos, también son muy evidentes aquellos conflictos que son importantes y que podrían entorpecer una relación de pareja. Y aquí vuelvo al primer punto: ¿qué tanto estás dispuesta a aceptar o a rechazar en una relación? Si ves que existen algunos detalles de su personalidad y valores que de plano no te gustan, lo mejor será que lo hablen a profundidad y que establezcan parámetros de cambio para que la solución sea benéfica para ambos. Si estás dispuesta a vivir con eso, ¡ok! Pero si no quieres enfrentarte a una vida en donde todos los días te encuentres de frente con tu peor versión o con la de él, entonces es momento de tomar un tiempo para resolver y analizar si esa es de verdad la vida que quieres.
8. ¿Qué tanto estoy dispuesta a asumir el papel que le toca a mi pareja para ayudarlo?
Supongamos que tu novio pierde su trabajo y entra en un círculo muy turbio en donde no es capaz de proveer para su hogar, ¿qué pasa? Imagínate que un familiar muy cercano a ti se enferma y necesita de tu atención completa, ¿le afectaría a tu novio? Plantéate un escenario en donde tú misma estés enferma o tengas algún padecimiento y no puedas trabajar o cumplir con las tareas que te tocan, ¿tu novio entraría al quite? Estar consciente de que habrá situaciones así en tu matrimonio te mantendrá aterrizada y tendrás más claridad sobre la responsabilidad que implica tomar el lugar de tu pareja en ciertos momentos. ¿Estás dispuesta a mantener a la familia?, ¿puedes soportar la ausencia de tu esposo?, ¿te costaría trabajo ayudar en aquellas tareas que de inicio no te tocan? Si lo que buscas es una relación duradera, fuerte y que se base en un trabajo en equipo, ¡hazlo sin miedo! El chiste es, como podrás imaginarte, contar con el apoyo total de tu pareja y saber que no estarás sola ni un día de tu vida. El verdadero amor se consolida en esa toma de decisiones diaria. No hay más.
Pasar el resto de tu vida con una persona requiere madurez y que pienses en muchos aspectos que van más allá de la boda. Plantéate estas preguntas serias antes de casarte y da el siguiente paso con la seguridad de que tendrás un compañero ¡para siempre!
Fotos de Kate Edwards Wedding, Carlos Lucca, Anni Graham, George Carlos y Tyler Branch