El día de la boda real tan esperada por fin llegó, y claro que los detalles empiezan a brotar desde todas las fuentes posibles. La boda de Harry con Meghan Markle se anunciaba como todo un parteaguas dentro de la casa real británica, y es que ambos compartían una historia que distaba mucho del protocolo tradicional de la familia. Meghan Markle ya se había casado y, por ende, ya había caminado hacia el altar, pero ¿qué hay de diferente en esta ocasión? La elección del vestido de novia, sin duda, refleja mucho más de lo que te imaginas. No se trata de una prenda concebida de forma perfecta y diseñada de manera artesanal, sino de una pieza que muestra la personalidad, las convicciones y, por supuesto, los gustos de una novia que hoy ha roto paradigmas ¡por completo! Sigue leyendo y conoce por qué es tan importante.
La elección del vestido de novia
No recuerdo cuántos en exactitud, pero fueron muchísimos los rumores que rodearon la elección del vestido de novia por parte de Meghan Markle. Había nombres y firmas reconocidas que, de pronto, se asomaban para darnos algunas pistas de qué tipo de diseño utilizaría la nueva duquesa de Sussex. Muchas fuentes apostaron por grandes y encantadores vestidos, plagados de volúmenes y aplicaciones por doquier (como si se tratara de una Kate Middleton al doble); sin embargo la sorpresa se mantuvo hasta ese momento en el que Markle abandonó el clásico Rolls Royce de la Reina Isabel que la condujo hasta la iglesia.
El vestido de novia fue toda una revelación, y es que alejada de toda suntuosidad y detalles, Meghan se decantó por un diseño por demás minimalista y austero, pero no por ello menos elegante… ¡al contrario! Esta prenda fue confeccionada con una silueta en línea A, un cuello barco espectacular para resaltar el toque clásico de su imagen, mangas francesas y una cauda muy discreta para completar una imagen digna de la realeza. Pero, ¿por qué es tan importante el diseño y lo que representa?
Resulta que fue nada más y nada menos que Waight Keller, nueva directora creativa de Givenchy, la elegida para diseñar la pieza maestra con la que Meghan Markle diría el “sí, acepto”. Esta diseñadora, al igual que la novia, se han definido como mujeres feministas. La actriz, quien ahora forma parte de la familia real, en muchas ocasiones se pronunció a favor de los derechos de la mujer, asegurando que estos no tenían que diferenciarse de los derechos humanos. Igualmente, en diversos discursos, Meghan dio cuenta de que la iniquidad de género no estaba desapareciendo con la rapidez debida y, de hecho, afirmó que “se necesita un entendimiento global de que no se puede implementar un cambio efectivo sin la participación de la mujer en la política”.
Por eso mismo, Meghan quiso una diseñadora que compartiera sus ideales, y quien mejor que Keller para hacer realidad este objetivo. La directora creativa de Givenchy también se ha pronunciado como feminista, una característica que ha resaltado en su trabajo en la industria de la moda. En su puesto previo como directora creativa de la firma Chloé, se encargó de dar a conocer su visión a favor de la mujer a través de una elegancia inigualable. La gama de colores que la representó siempre se mantuvo hacia los tonos cálidos y crudos; mientras que en Givenchy dejó completamente de lado la visión gótica y oscura de la mujer que ya había caracterizado el trabajo de su antecesor Ricardo Tisci.
De acuerdo con los mismos voceros de la casa real, Meghan Markle decidió que fuera Waight Keller quien diseñara su vestido de novia, debido a que se sintió atraía por esa elegancia atemporal, los acabados impecables en la confección y ese toque relajado que, sin duda, forman parte de la personalidad de la actriz. Para el día de la boda, además de esta creación de ensueño, la ahora esposa de Harry, acompañó su imagen con un estilo muy clásico, utilizando dos de sus sellos característicos: el recogido casual y un maquillaje natural.
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Con el estilismo de Meghan Markle se deja claro un mensaje que, aunque no parezca, es demasiado poderoso. Parte del objetivo era que la atención se concentrara en ella, en su esencia y personalidad, dejando de lado toda la exquisitez que puede distraer en un vestido de novia. La integridad de su imagen fue protagonista en la boda, así como el brillo de una carácter natural, enfocado y sin complicaciones. La imagen misma del vestido dista muchísimo de los looks que hemos visto en diversas ocasiones, tomando como ejemplo a Kate Middleton, quien portó una creación de Alexander McQueen y, por otra parte, a Lady Di, quien dio de qué hablar con una de las caudas más impresionantes que se han visto en la historia de la moda nupcial.
Queda claro que, más allá de la elección en torno al vestido de novia, lo que ha hecho historia es, simplemente, ella: Meghan Markle. Y con esto se reafirma la frase ya conocida por todos: menos es más. ¿Te gustó su look?