Pueden existir muchísimas flores iguales, pero en las manos de Jimena parece que todas se vuelven distintas. Sus creaciones son una oda al color, a la diferenciación y a esa sutileza que se vuelve propia de todas las bodas. Las tonalidades más inesperadas, de pronto se vuelven parte imprescindible de esas especies que cobran vida de forma distinta para cada evento. Sea como sea, su trabajo se nota a la distancia y, desde el primer momento que la conocí, supe que habría una revolución en la naturaleza por el talento que llegó a imprimir en México. Con Floweriize, su empresa, el diseño floral se vuelve una propuesta que juega con el arte, un sinfín de estilos musicales y referentes para que Jimena, hoy, sea una de las grandes referentes de la estética en eventos. Esta es su historia.
Flores desde el inicio hasta el final
“Crecí rodeada de muchas flores y de muchas plantas, porque mi mamá siempre ha tenido jardín y siempre ha tenido flores en todas partes”, me dice Jimena. Aunque no parezca cierto, su vida no giró en torno a estas especies desde que era pequeña, sino que el amor se desarrolló más tarde a través de una relación que, hasta el día de hoy, podría presumirse como eterna. Seguro que esos primeros vestigios en los jardines de su mamá fueron parte fundamental para que la magia se diera tiempo después con esa carreta de madera con flores en donde dio a conocer sus primeras propuestas de diseño.
“Estudié comunicación y un semestre me fui a Nueva York. Mis materias tenían mucho que ver con organización de eventos y me gustó mucho porque eran casos reales, teórico-práctico… descarté cosas después. Me metí a un curso súper básico y eso me llevó a pensar en tener mi propia marca de flores”, me cuenta Jimena. La elección del nombre Floweriize se dio gracias a la ayuda de su hermano y, a partir de ese momento, la creación de una cuenta de Instagram fue una de las tareas primordiales y, ya de paso, el seguimiento a mucha gente relevante, como Floret Flowers.
“Floret Flowers, en ese entonces, acababa de dar un taller al que La Musa de las Flores había asistido, vi que su nombre estaba en español y le escribí. Me contestó y empezamos a trabajar seis meses con ella en sus eventos. Ella me contaba más sobre Erin, yo la seguí y un día sacó su nueva convocatoria para el curso siguiente”, dice. Para su sorpresa el curso ya estaba vendido; sin embargo, con la misma historia de la carreta, Jimena logró colarse a ese curso que tanto le emocionaba en un grupo extra.
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“Ese fue el taller que tomé. Ahí me di cuenta que me había cambiado la vida, que estaba frente a una mujer (Erin) tremendamente inspiradora y que se me había abierto la mente. Fue justo de ahí de donde surgió la idea de crecer flores que no se encontraran en México”, me cuenta Jimena. La combinación de todo un cambio de vida, el deseo de hacer algo nuevo, el encontrarse de frente con un taller de flores que transformaría por completo su perspectiva hicieron que la propuesta de Floweriize tomara mejor forma y sentido.
“Las flores me encontraron a mí”
El primer año de la empresa Jimena lo dedicó a tomar talleres y a seguir creciendo en el entendimiento de las flores. “Fui con Floret Flowers, Ponderosa & Thyme y Heart Floral, nombres muy grandes en el diseño floral de Estados Unidos. Son cursos que valen completamente la pena, duran tres días y son intensivos para entender el diseño floral de calidad. No escatiman en nada, te enseñan todo y todos los materiales son de primera”, me cuenta Jimena.
Una vez que la empresa creció, Víctor (Cheesiness) y ella empezaron a ejecutar producciones para encontrar a los clientes que querían, “fue crear contenido que los atrajera. Eran cosas que los dos nos inventábamos, hacíamos sesiones tipo elopement para nosotros. Eso hizo que empezara a sobresalir, porque empecé a tener un portafolio con mucha calidad”, me cuenta Jimena. Definitivamente, Floweriize, desde el inicio, marcó la pauta en el estilo de diseños, la calidad de las flores y al propuesta estética en cada una de sus piezas. La creatividad siempre ha sido parte fundamental, sin dejar de lado ese toque premium que enmarca su trabajo.
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El diseño floral como sello inspirador
“Yo empecé de cero, no tenía ni tijeras de florista”
El proceso para entrar en las bodas mexicanas no fue sencillo; sin embargo los esfuerzos no dejaron de hacerse. La propuesta de Jimena se mantuvo constante en el desarrollo de estas producciones, las cuales hacía con el objetivo de marcar una clara ruptura de la tradición, pero siempre con un efecto femenino, de calidad y bien logrado. Con eso en mente, la atracción fue total y muy pronto los mismos clientes empezaron a adoptar su estilo de trabajo en Floweriize como el sello de todo tipo de eventos, sobre todo de bodas.
“La primera boda grande que tuve ese primer año fue de unos extranjeros que se venían a casar a México, y que justo querían ese estilo pero no encontraban a nadie que lo hiciera. Me contactaron por Instagram y me contrataron”, dice. La inversión de ese evento se destinó para la compra de bases, candeleros, velas y todos los ornamentos que, hasta el día de hoy, le dan un carácter distinto al trabajo de Floweriize. Con muchos sacrificios de por medio, pero con el objetivo de consolidar su visión como artista, Jimena ignoró al miedo y empezó a dar pasos agigantados para convertirse en una de las mejores exponentes del diseño floral en México.
El hacer algo diferente empezó a traer un público distinto para Jimena. “Empecé a tener contacto con gente de fuera que quería casarse en México y que le gustaba mi estilo. Eso también se refleja en que hoy en día mis bodas son más para extranjeros en México, que para mexicanos en México”, me cuenta. Por su puesto que su sueño es hacer más bodas en el país, llevando ese sello premium en el contacto a la naturaleza y, claro está, rompiendo el protocolo y las reglas establecidas. “Tenemos la idea de que cantidad es igual a calidad, pero definitivamente en este tipo de diseño floral, la calidad va sobre la cantidad”, asegura.
En un trabajo que requiere motorizarse por medio del conocimiento y la inspiración, en el caso de Floweriize, la transformación en estos cuatro años de vida ha sido definitiva. “Ahora es más mío. Al principio era un poco de experimentación, yo aprendía de los conocimientos de alguien más tal cual me los transmitía y así los aplicaba. Inspirarse en alguien está perfecto, pero luego tienes que hacerle un cambio que lo haga tuyo. Absorbí mucho conocimiento de las rockstars del diseño floral, pero de cada una modifiqué cosas que reflejaban más sobre mí. Hoy puedo distinguir lo que hago yo y diferenciarlo de lo que hacen otras marcas”, dice Jimena.
El camino por inclinarse hacia un estilo la ha llevado a decantarse por lo romántico, y se nota con el uso de color, el tipo de flores y el manejo de las mismas. La suavidad de las especies, su caída y esa gama de tonos que podría derretirle el corazón a cualquiera son imprescindibles para marcar el sello que la distingue. “Yo siempre busco que todo sea suave y delicado. Me gusta apegarme a las flores como están, usarlas en su estado natural y siempre con follajes sutiles”, dice quien ahora puede ver su trabajo publicado en publicaciones como Martha Stewart Weddings, Style Me Pretty, y más.
Los básicos para romper esquemas en el diseño floral
No cabe duda que la transformación en los ambientes y propuestas decorativas en las bodas ha dado un cambio radical. Si me lo preguntaran, sería capaz de asegurar que los referentes culturales se han posicionado en los primeros lugares para garantizar una diferenciación absoluta. Celebraciones como estas ya no son sinónimos de grandes producciones únicamente, sino de elementos que se conjuguen en armonía. Al respecto, Jimena me cuenta que “es como en la cocina, si mezclas sabores que no quedan bien, el resultado va a ser fatal. Lo mismo pasa en colores, en flores, bases, etc., tienes que ver la boda como un todo, porque al final los clientes quieren que sea una experiencia inolvidable para ellos, pero también para sus invitados”.
Y es que si se trata de concebir una boda boutique, los elementos deben tener un propósito, sobre todo cuando se trata de las flores. A Jimena le encanta descubrir todos los detalles de la pareja, así como del lugar de la boda; con ello logra concebir una propuesta más atractiva para los novios. “Cada cosa cambia y eso va a transformar también el look que vamos a proponer”, dice.
Lo que también es algo importante dentro del trabajo de Floweriize es el tipo de novias que llegan a buscar y sentirse parte del talento de Jimena. Mujeres de 30 años en adelante, que no dependen de sus padres para pagar la boda y que tienen muy claro cómo será el resultado visual del gran día son los ingredientes exactos para lograr “exactamente lo que ellas quieren”, asegura Jimena. Igualmente, dentro de los cambios, ella misma ha notado que las celebraciones sean más íntimas, lo que provoca “poner más atención en los detalles en todas partes, lo que tiene muchas similitudes con las bodas de Estados Unidos”, asegura.
El proceso de inspiración se da en conjunto con los novios, mostrando los materiales y especies que podrían quedar perfectos en la estética del evento. “Les pido que me manden 5 o 6 fotos de inspiración, para que yo pueda ver lo que verdaderamente les gusta a través de sus ojos. Una vez que me envían eso les armo un moodboard con la interpretación de esa visión para su día, ese lo corregimos hasta que la novia quede feliz. Cuando queda, en ese mismo moodboard nos basamos para que sea el compromiso de lo que vamos a entregar en su boda”, dice.
El sueño de crecer flores
Lo que en su momento inició como una ilusión cuando iniciaba con los cursos de diseño floral, ahora es una realidad. Jimena ha llevado la producción propia con Floweriize. Desde hace un año su invernadero se llena de especies que, en sus palabras, “visten lo que sea. Son colores que son fáciles de combinar con todo”. Además, siempre mantienen ese sello premium que le da forma al trabajo de Jimena.
Para quien se considera amante de las dalias y de los tonos en espectros de durazno, Jimena sueña con que las bodas se alejen de la estructura y, como sus mismos arreglos, tengan movimientos más orgánicos. No cabe duda que la existencia de Floweriize sigue cumpliendo su propósito de integrar un nuevo concepto en el diseño floral de bodas. En Ciudad de México, Oaxaca, Sayulita, Valle de Guadalupe y en todos aquellos destinos mágicos que han conocido sus flores, la iniciativa por crear algo único, mágico y con ese sello tan característico se mantiene como el objetivo principal. Y es que, al final del día, las flores deben de trascender en escenarios de ensueño, y qué mejor que lograrlo solo con las manos de Jimena.
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