En exactitud y perfección, la fotografía de bodas tiene la capacidad de transformar todo el proceso para conseguir un resultado insuperable. La producción de Tres Cuartos me enseñó justo eso: hay cosas que se muestran y que se esconden; detalles que en un inicio saltan con roles estelares para luego quedar capturados entre un juego interesante de sombras y esquemas de luz con tintes geométricos. En esta tercera entrega, las fotos de Mauricio D’Rugama dan muestra de que el juego entre los claros y los oscuros se convierte en una relación de amor, de esas que llegan a la pantalla y enchinan la piel sin el menor estímulo posible. Su inspiración te dejará maravillada.
Porque no hay nada como tomar la cámara y explorar los espacios. Las esquinas adquieren un significado artístico, las texturas se transforman en aliados inigualables de quienes apuestan por la magia del misterio, los textiles de pronto cobran vida y cada alaborio brilla aún más. Mauricio hace el contraste perfecto entre la feminidad y aquellos secretos inevitables; entre lo enigmático y la belleza de lo sutil. Atrás de la lente se dibuja una sonrisa, pero en el resultado final se asoman un sinfín de expresiones, emociones y sentimientos que le dan vida a un sueño hecho realidad.
El juego entre lo que está y no está
República de Chile 43 nos recibió como jamás lo hubiéramos imaginado. Los edificios antiguos tienen mucho de magia y mucho de añoranza; los pasillos se sienten vacíos, pero son esos clicks los que le dan acompañamiento a cada habitación; las luces se distribuyen con un juego sin igual entre cristales que han perdido su color y, además, en un camino con techos que anuncian el paso del tiempo. El eco ahí está, y se hace aún mayor entre telas, transparencias, flores y un ligero caminar. Nada es perfecto, pero al mismo tiempo todo lo es.
Mauricio lleva casi 14 años siendo fotógrafo, y con apenas 3 años en la industria de las bodas. Con tanto conocimiento, me cuenta que “apenas estoy encontrando un estilo que me identifique y con el que me sienta a gusto, pero creo que esta profesión es de renovarse e ir modificando la forma de ver las cosas constantemente. Lo que sí es que, al menos por ahora, me llaman mucho los patrones, las formas geométricas, la simetría y el color”, dice.
Renovación. Creo que esa sería la palabra exacta para conjugar en un mismo término todo lo que se vive y se vivió en ese lugar. Renovar la forma de ver, y también la fórmula exacta para apreciar aún más la belleza. Renovar la sorpresa y el encanto al encontrarse de frente con lo inimaginable. Renovar el estilo, la forma de caminar, la forma de amar, admirar y escuchar. Renovarlo todo. Porque en la modificación y en el cambio, en la conjugación de contrastes, ahí es donde ocurre lo que supera las expectativas de propios y extraños.
Los detalles del lugar sirven para cumplir con este nuevo objetivo, y en cada uno de sus rincones se aprecian nuevas formas de ver la belleza y, ya de paso, renovarla. Al preguntarle a Mauricio sobre sus partes favoritas de Tres Cuartos, me asegura que fue “una mezcla de todo, la verdad. Desde que hicimos el scouting del lugar nos fascinaron las texturas en combinación con la primera luz de la mañana. ¡Es un lugar mágico”.
Tonos que magnifiquen la emoción
Veo a Mauricio y solo me dejo llevar por esta nueva idea de inspiración que pasa por sus ojos y se consolida en la imagen. Parece que los detalles le hacen reverencias, y hasta los listones conspiran para dar en el punto exacto de la fotografía perfecta, sin dejar de lado la caída tan inesperada de las especies naturales. Todo por igual se combina para lograr la ecuación perfecta: maderas, elementos avejentados, la elegancia inigualable de los vestidos y la esencia idónea que solo las flores son capaces de mostrar. La pausa existe y la fotografía le da vida.
Mónica Salomón, directora de Salomón Estudio Floral, me cuenta que “previo a la sesiones hicimos un scouting y me enamoré de los tonos y texturas de los diferentes espacios del set. Un edificio antiguo de los años 40 en el Centro Histórico de la Ciudad de México”, dice. Con esa primera idea creativa, el surgimiento del estilo floral fluyó y se consolidó no solo a partir de esa gama de colores que se escondían en el lugar elegido, sino también en los vestidos de novia que marcaban la estética y la diferenciación para lo que habría de ser el resultado final.
“Todas queremos una boda única y especial. Siempre buscamos inspiración, y qué mejor que hacer estilos en tendencia proyectados en editoriales como esta”, dice. Y es que sí, sin reglas y con toda la libertad creativa de por medio, cada uno de los artistas que participaron en el desarrollo de Tres Cuartos supo consolidar esa visión de los artístico y misterioso en una nueva definición de elegancia. Más allá del sueño colectivo, brota el deseo de hacer arte. Para una, para dos… para todas. Arte al fin.
El momento de lo inesperado
Si quiebras una fotografía o la desmenuzas, ¿qué ves? En el resultado final de Tres Cuartos los elementos brillan y se destacan, incluso al ser parte de una misma pieza. Lo repito, República de Chile 43 es uno de esos lugares que ni siquiera sobresalen mientras conduces en las calles del centro. El mayor contraste es aquel que se respira afuera del edificio, donde enfrente sobresalen las tiendas para novias que forman parte del folclor, pero nada más. Lo que pasó detrás de ese portón plateado en su momento quedó entre nosotros, y ahora ve la luz hacia los ojos de más.
Los vestidos de novia, sin duda, mantienen su papel tan emblemático a la hora de acomodar los demás elementos. Va de Blanco sorprende con estilos que, aun luciendo perfectos colgados, enamoran aún más al verlos puestos. Faldas con caudas de ensueño, movimiento, volúmenes, tejidos inocentes y un romance que se aleja de la tradición para hacer su propia propuesta. Lo que se ve en las telas se extiende como la visión de esa novia perfecta que, de acuerdo con Va de Blanco, tiene que ser egoísta al momento de elegir su vestido. El consejo para todas es uno, y es que “No sean complacientes y sean fieles a lo que quieren. Pierdan el miedo al “qué dirán”, cuando eres tú misma lo proyectas de manera positiva y no habrá nada que te haga lucir mejor”, dicen.
Mauricio juega con la luz, y parece que entre más contrastes encuentra, las tomas salen mucho mejor. Y fue justo eso, la luz, lo que resultó más interesante para Alex y Gaby, de Va de Blanco. “Es de genios verle el potencial ese espacio, ya que es un lugar no obvio para un photoshoot de novias; sin embargo la visión de los fotógrafos hizo que esa combinación de decadencia, mezclada con la belleza de la luz que entraba, fueran los escenarios perfectos”, dicen.
Si aún no las has visto, este es el momento de ver Le Reve y Kunfluejo, las dos primeras entregas de Tres Cuartos.
Todo se traduce en belleza
Y si se trata de diseñar nuevas reglas de estilo y proyectar mujeres contemporáneas, Claudia Blanquer sabe cómo hacerlo a la perfección. Sus looks de belleza fueron ideales para darle un sello de exquisitez a cada estilismo, sobre todo al momento del peinado, apuestas que también sorprendieron.
La sintonía fue esencial para dejar lo predecible y, entonces sí, armar una nueva escena… tan sorpresiva como fuera necesario. Intención fue lo que se sumó a los tonos que brillaban como parte de una estilo que apostaba por lo natural y un toque de intensidad. Cada propuesta de Claudia se convertía en una pieza clave de ese rompecabezas que, sin imaginarlo, tendría piezas propias y una forma inexplicable.
Y esto queda entre nosotros
Y entre todos. Si pudieran escuchar la voz y la risa de Mauricio, entenderían cuál es el propósito de cada fotografía. Aquí esas emociones escondidas brillan a la distancia. Se vale sonreír, disfrutar y, ya de paso, enamorarse cada vez más. Con flores, entre texturas, con el ánimo de los clicks… con lo que sea. El objetivo es mantener a la mente y al corazón enamorados, siempre en espera de más. Siempre en una eterna conquista. “Al ver las fotos de todos, estos detalles se visualizan totalmente. Se identifican y se sienten parte de esto”, dice Mauricio.
Una estrategia viva para dejar atrás lo ya visto y apreciar, en imágenes reales, lo que puede ser la verdadera distinción, la búsqueda de lo que todos quieren y nadie se atreve a tener. Y así fue Tres Cuartos, una rebeldía absoluta ante el sistema de los compromisos y lo predecible. “Esto está enfocado en lo que principalmente buscan las novias al ver y buscar inspiración para su gran día. Detalles. Tanto en vestidos, tocados, manteles, flores, peinados, por eso creo fielmente que hicimos muy bien al tener a estas grandes personas a nuestro lado. Alex y Gaby, de Va de Blanco, y sus maravillosos vestidos de novia que enamoran con solo verlos, pero puestos son un deleite a la pupila; Moni, de Salomón Estudio Floral, la cereza del pastel en este proyecto con esos arreglos y ramos que nos impactaron a primera hora de la madrugada; Clau con maquillaje y peinados increíbles que nos hicieron volar la cabeza. Todos y cada uno de ellos hicieron que este proyecto fuera como Ale, Gaby y yo lo pensamos desde el moodboard”, me cuenta Mau.
Porque hasta para romper las reglas hay que tener propósito. Haber sido parte de Tres Cuartos me vuelve a enamorar de las bodas, de lo que ya se dijo y de lo que apenas se empieza a descubrir. En esta producción no solo fue el espacio, fue sobre todo el arte de quienes manifiestan su pasión haciendo lo que mejor saben hacer, entregándolo todo y dejándose sorprender a la vez. Una editorial de bodas que vale la pena ver y ver, y volver a ver. Porque así, así como esto… NADA.
Equipo Tres Cuartos
Fotografía: Gabriela Medina (Gab Fotografía), Alejandra Cárdenas (CÚMULO), Mauricio D’Rugama (Mauricio D’Rugama Fotografía) | Vestidos de novia: Va de Blanco | Tocados: Oh La Flor | Maquillaje: Claudia Blanquer | Diseño floral: Salomón Estudio Floral | Listones y textiles: Cocoon Silks | Mantelería: Butterfly Linens | Wedding Journalist: Melissa Lara | Manager de venue: Juan Mexico | Modelos: Flor y Anzhela de Broke Model Management; Fer y Majo de Wanted & Bang Management
Una belleza absoluta.