Los ojos de una artista tienen la capacidad de trasladarte a otro sitio sin moverte de tu lugar. Puedo escribir con toda seguridad que esa fue la sensación que tuve al ser parte de Tres Cuartos, una producción que hizo armonía con el talento de tres fotógrafos y, por supuesto, de un equipo de artistas y profesionales con una pasión magnánima por lo que hacen. En el edificio de República de Chile 43, sede de esta editorial de moda, jamás imaginarías todo el arte que se puede crear con esos derredores que despiertan un sinfín de emociones. La búsqueda de perfeccionar esa conjugación del amor, el caos y la belleza, dio como resultado esta serie de fotografías que, sin importar cuántas veces las veas, siempre te emocionarán.
En esta segunda entrega, nada mejor que disfrutar del talento de Alejandra Cárdenas, cabeza de Cúmulo Foto. Describirla necesitaría más de las palabras que caben y se leen en este espacio, pero estar a su lado es sinónimo de saber que nada, absolutamente nada, tiene imposibles. Todo existe y se resuelve. Todo se proclama como una posibilidad de crear, diseñar y transformar. Sus tomas son muestra de que una escena fílmica puede llevarse a la realidad con tan solo un click. ¡No te pierdas su visión!
La belleza en lo imperfecto
Ya lo escribí en la primera entrega de Le Reve, una selección con las fotografías de Gabriela Medina, pero es que sigo sorprendida con el hecho de haber encontrado tanta belleza en un lugar tan místico como aquel escenario. Con Ale tuve mi primer contacto al llegar a la sesión. Una habitación de paredes colores verde y jade nos esperaba para hacer volar las capas y esas caudas tan características en los vestidos de Va de Blanco. De inmediato me sentí atraída por completo por su forma de ver, incluso sin ser parte de su perspectiva. Con tan solo echar ojo de vez en vez en sus tomas supe que algo mágico estaba por suceder durante toda esa jornada. Y así fue.
“Me gusta mucho jugar con el color y dejarme llevar por el momento. No me gusta intervenir más que lo necesario para que no se sienta forzado. Me gusta que las fotos cuenten una historia en conjunto”, me cuenta Ale. Muestra perfecta de ello está en su ojo hacia las texturas, los detalles y esas paredes que hablan por sí solas a través de sus mezclas de tonos.
El estilo lo refuerza todo, y así como Gabriela y Mauricio también participaron en Tres Cuartos, no cabe duda que cada quien imprimió su sello en esta sesión. “Creo que las fotos que más me inspiran, y que a la vez son el tipo de trabajo que aspiro lograr, son las que no se sienten posadas; en las que se siente el movimiento. Las que pareciera que salieron casi por accidente… que estás en busca del momento, y en eso sale una foto en la que todos los elementos se conjugan y la imagen se siente viva y con fuerza”, dice. Hasta los velos pueden ser aliados cuando se trata de incrementar estos factores, y justo gracias a un accidente, la perfección fue inminente.
La unicidad de lo artístico
No creerías toda la magia que puede lograrse con un vestido de novia que rompa los esquemas. Va de Blanco lo tuvo claro desde el inicio al hacer la selección de los diseños que brillarían como protagonistas en medio de ese caos tan inspirador. “Es momento de celebrar la individualidad de cada persona. Con opciones más humanas y reales podemos inspirar a las novias a dejar de complacer tabúes y estigmas, y mostrarse como ellas mismas se identifican. Apuestas en las que se vean reflejadas y que se interpreten de manera coherente el día de su boda”, me cuentan Alex y Gaby, de Va de Blanco.
Y es que en el ejercicio de hacer que el vestido de novia sea una extensión de quien lo porta, el arte también entra para resolver una ecuación que, en la mayoría de los casos, siempre tiene el mismo resultado. Romper esquemas tiene su gracia, responsabilidad y propósito. No se trata de elegir algo raro solo porque sí, sino se trata de crear una propuesta estética que rebase por completo las expectativas de propios y extraños.
“Autenticidad, fidelidad a su estilo, naturalidad, un poco de rebeldía y de gran conciencia definirían la personalidad de una mujer que busca nuestros vestidos. Para nosotros es alguien real y actual”, dicen. Rebelarse ante la autoridad podría ser un símil de aquello que se busca en las bodas y, por miedo o compromisos, no se logra llevar a cabo. Ser fiel a una pareja parece ser lo más importante, pero antes de eso no queda de otra más que ser fiel a uno mismo. Aunque no lo creas, el vestido de novia tiene más de reflexión y propuesta que de superficialidad.
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La extensión de lo natural
Parece que también de flores está hecha la vida, y al menos en la producción de Tres Cuartos, gozar del talento de Salomón Estudio Floral fue esencial. Para crear un escenario digno de pinturas y obras de arte, Mónica me cuenta que “en esta ocasión utilizamos algunas flores de temporada cultivadas de manera orgánica como Phlox y Nimbus Sweet Oeas de Farm México, así como una selección de rosas clásicas y ranúnculos mariposa del mercado de Jamaica. Todos nuestros ramos fueron atados con listones de Cocoon Silks”, dice.
Crear arte debería ser parte esencial de ese Kunfluejo, de ese confluir y conjugar todos los elementos para hacerlos fluir con un carácter especial y distinguido. El talento de Mónica se lleva así, como una forma de crear obras artísticas que busquen la trascendencia de la naturaleza y de esa belleza que huele a flor y a color. Incluso ahí, en esas especies, las propuestas son infinitas. “Las flores de cada novia deben ser completamente personales, son el toque que resalta el estilo y look de cada una, siempre diseñamos flores a la medida en nuestro estudio y con especies de temporada”, dice Moni.
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Una expresión viva de color
Los looks de belleza fueron un ingrediente clave para diferenciar el estilismo de cada modelo. Con el color de por medio y las texturas haciendo magia en la piel, la naturalidad no dejó de ser la base para dejar de manifiesto que menos es más… siempre. “Las tendencias makeup no makeup y pieles glowy con cabello relajado” fueron básicas de acuerdo con Claudia Blanquer. Ver a la novia sin perderla, mucho menos en ese día en el que debe verse más que nunca. Esa es la meta.
Para quienes optan por un efecto de intensidad, las reglas también existen. De acuerdo con la experta “siempre recomiendo la regla del 2 a 1; es decir dos rasgos cargados y uno natural. Por ejemplo: labios y rubor cargados, y los ojos limpios con mascara de pestañas únicamente. Al igual que respetar la colorimetría con la elección de colores cálidos o fríos, tomando como referencia el vestido, de esta forma no romperemos la armonía del look por más cargado que este sea”, dice.
Desde su propia perspectiva
Ale me cuenta que, entre sus momentos favoritos, destaca ese momento de la sesión “en el que ya entraste en calor y la modelo ya te agarró más la onda, fue ahí cuando me sentí más libre. Con el rush del momento empiezas a ver ideas de encuadres o de luz que antes, aun planeándolo, no se te hubieran ocurrido. Eso es lo más bonito”. En efecto lo mejor surge en la improvisación y en el experimentar de los espacios, incluso en esos rincones en los que nadie se atrevería a poner un pie… ahí es donde la magia sucede.
Ale se mueve y nunca para, parece que en el movimiento encuentra los elementos clave para hacer de una fotografía simple y sencilla todo un suceso. Cada espectro de luz se aprovecha, cada ventana, cada sombra… parece que todo encuentra su lugar en el resultado final. Con sombras y juegos de claroscuros la tradición se reinventa y las reglas se quedan de lado, sobre todo cuando el marco perfecto está en el piso, en sus grietas y texturas.
Evidentemente, para lograr un resultado así de rico, las referencias deben estar a la orden del día (eso lo he creído siempre), incluso cuando se trata de un lugar en el que parece no haber nada y lo hay todo. “Personalmente tengo marcada la imagen de Miss Havisham, la viejita rica y loca de Grandes Esperanzas, de Dickens, que se traumó porque su novio la dejó plantada en el altar por lo que ordenó que el banquete, que iba a ser en casa de su familia y que ya estaba pagado, se quedara así para siempre. Pasaron los años y el banquete se empezó a empolvar y pudrir. Cuando estaba escogiendo las imágenes para el moodboard, lo tenía ahí en la cabeza. Que se sienta la decadencia pero en un aspecto poético”, dice al contarme de su inspiración.
No hay más que disfrutar y ser testigos de la verdadera confluencia, de ese existir de un todo con partes autónomas. Tres Cuartos es más que un capricho fotográfico, se trata de una propuesta artística que tiene como objetivo romper los esquemas, inspirar y dejar que el arte sea el eje conductor de quienes buscan diseñar reglas propias, sin complicaciones y con un estilo propio. Porque esta vida se trata de conjugar el arte, la belleza y el caos en una misma suma. En un mismo resultado.
No te pierdas la tercera entrega de Tres Cuartos el viernes 26 de julio 2019. ¡Me encantará presentarte las fotografías de Mauricio D’Rugama!
Equipo Tres Cuartos
Fotografía: Gabriela Medina (Gab Fotografía), Alejandra Cárdenas (CÚMULO), Mauricio D’Rugama (Mauricio D’Rugama Fotografía) | Vestidos de novia: Va de Blanco | Tocados: Oh La Flor | Maquillaje: Claudia Blanquer | Diseño floral: Salomón Estudio Floral | Listones y textiles: Cocoon Silks | Mantelería: Butterfly Linens | Wedding Journalist: Melissa Lara | Manager de venue: Juan Mexico | Modelos: Flor y Anzhela de Broke Model Management; Fer y Majo de Wanted & Bang Management