Conocer a Carlos Guillermo es como hacer un viaje en el tiempo, como entrar a una escena de esas películas clásicas y entender la elegancia desde otro punto de vista. Definido como un gran romántico, amante de las calles parisinas y de la música que enchina la piel, ha logrado redefinir el concepto de coordinador de bodas para llevarlo a una connotación que apuesta por la transformación lo ya conocido. En sus manos todo puede manipularse, extenderse y encontrar una forma inesperada, al tiempo que la armonía hace de las suyas para garantizar que todo tenga sentido y, sin duda, que un sueño se consolide en el marco de una celebración digna de cuento de hadas. Con un ojo que se profesionaliza en el todo, un sentido creativo que no encuentra límites y un entendimiento maestro del lujo, Carlos Guillermo sabe, a ciencia cierta, cómo transfigurar una boda y hacerla exquisita.
Carlos Guillermo
Los antecedentes de Carlos Guillermo no escapan al mundo de los eventos, al contrario. Él mismo me cuenta que, desde chico, conseguía su propio dinero para armar sus propias fiestas. “Cuando creces imaginándote lo que quieres hacer, inventándote lo que quieres hacer, resolviendo todo lo que pensaste, te vas dando cuenta que tú solito puedes diseñar, producir y, posteriormente, alguien tiene que darle seguimiento a toda la operación que surgió en tu cabeza”, me cuenta al hablar de sus inicios y de su acercamiento a la logística. Si algo ha permanecido constante en el trabajo de este Wedding Planner es que los retos, sin duda, deben ser un elemento básico en la concepción de todo proyecto. Esa, justo esa, es su parte favorita.
Carlos Guillermo
Los tres básicos y la integración del todo
Carlos Guillermo se define como un verdadero amante de lo que hace, y vaya que se nota. La parte creativa es una de sus favoritas, por la oportunidad de conocer a los novios y los gustos que buscan proyectar en su boda. Para él se trata de “dejar volar tu imaginación y aterrizar con las ideas que tienen a un proyecto hecho a mi manera”, dice. Su esencia ha tenido un matrimonio duradero con el simple y sencillo hecho de no duplicar, sino de iniciar un proceso de observación. Para el coordinador es más importante saber qué es lo que ven los novios para entender sus referentes y, ahora sí, plantear un canal de comunicación en donde la estética encuentre forma única. “El objetivo es que vivan cómo son ellos… conocerlos e imprimirlos en un diseño”.
La personalidad de cada pareja es clave para entender, desde esas primeras palabras, qué escenarios, ambientes y propuestas decorativas encuentran su mejor forma para reflejarla.
“En la parte de la producción, cuando empiezas a levantar las cosas, solo puedes decir WOW”, asegura. En ese momento, todas las ideas que en algún momento habitaron en papel y en una suerte de fantasía, ahora encuentran su forma y realidad. El espíritu de Carlos Guillermo lo ha llevado a inmiscuirse y adentrarse de lleno en el trabajo de cada proveedor que participa en la boda, simple y sencillamente para enriquecer la experiencia de ellos mismos y, por supuesto, de los novios. Desde la decisión en torno a la mezcla de flores, la iluminación, mecánicas de peso, estructuras e, incluso, las partituras musicales, cada detalle es conocido y retenido para marcar la armonía desde el segundo uno y asegurar que “todo funcione desde mi ojo”, dice.
La integración del todo es uno de los momentos que, sin lugar a dudas, se elevan como el gran estandarte de su trabajo. Nada se olvida. Nada sale de control. Todo se encamina a la perfección.
Más allá de los aspectos técnicos y la hechura a la medida de la boda, Carlos Guillermo me confiesa que su parte favorita es al día siguiente, cuando los novios le envían ese mensaje de “gracias, hiciste mi sueño realidad”, un conjunto de letras que solo le recuerdan que por eso, por los novios, su pasión hacia la coordinación permanece constante. “Por ese cariño extendido, sabes que todo valió la pena”, dice.
Carlos Guillermo
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La elegancia y su trascendencia
La asesoría de Carlos Guillermo es cátedra pura. No cualquiera es capaz de atender las expectativas de una pareja y, al mismo tiempo, hacerlas trascender. En su mente, un blanco puro se transforma en ámbar cálido, las tonalidades de las flores y sus mismas especies destacan en los sitios correctos, los textiles encuentran su protagonismo como fieles aliados de los montajes y, con la iluminación, todo encuentra su lugar y propósito por más complejo que parezca. Se trata, de acuerdo con el experto, de tomar “la mejor decisión dentro de lo que ellos quieran”. El ejercicio creativo de una pareja encuentra más alas para volar gracias a la experiencia de quien conduce la coordinación y, a su vez, de los expertos que trabajan en alianza con él. Todas las ideas pueden materializarse, sin la necesidad de imponer proyectos, fórmulas o creaciones ya hechas. Aquí todo resulta nuevo.
Bodas rojas, magenta, blancas… Carlos Guillermo le entra a todo. El secreto, de acuerdo con su experiencia, está en “entender la visión, carácter e inspiración” de la pareja, haciendo que todas esas imágenes que se guardan en carpetas tengan un mejor sentido una vez que han sido observadas y entendidas como parte de un proyecto especial. Pone un ejemplo claro: quienes deciden no tener flores en su boda por temor a que se eleve el presupuesto, entonces él es quien se encarga de optimizar los recursos para que la expectativa quede superada. La integración de flores puede permanecer y, al mismo tiempo, se puede jugar con cuerda, espejos, cristales, textiles, y mucho más. “Es importante saber qué quieren y sobre ello interactuar para generar una propuesta que les guste”, dice.
Carlos Guillermo
Carlos Guillermo
“No tengo miedo de hacer cosas que no vayan de acuerdo con las tendencias”
Más allá de enfocarse en lo que está de moda, Carlos Guillermo prefiere mantenerse a tono con lo atemporal. “Trato de hacer que mi trabajo sea fácil de observar durante el tiempo”, dice. Para él es importante diseñar proyectos que estén prácticamente terminados, con el fin de que las parejas tengan la libertad de hacer cambios una vez que se acerque la fecha de la boda. De cualquier modo, su experiencia le ha llevado no solo a consumir las tendencias, sino a entenderlas y a convertirlas en referencias potenciales, sin dejarse conquistar por ellas al 100%. La creatividad en sus propuestas no encuentra límites temporales, sino que cada una de las bodas que diseña apuesta por romper el paradigma de lo ya establecido por completo.
Una vez que el proyecto toma su forma, “voy a poner un punto focal para la fotografía, siempre hay un espacio que resulta inolvidable”, me confiesa. Así como la mítica ‘million dollar table’ en la industria de la moda, en sus propuesta sobresale un elemento consolida los elementos más característicos que le dieron espíritu y vida a esa boda, y es que de acuerdo con el experto la importancia radica en definir un centro en donde luzca el presupuesto, “en una parte que sea central en el evento”. El trabajo en términos de decoración e iluminación debe garantizar que “hasta con el teléfono, todas las fotos salga perfectas”, dice.
“Todos los eventos van a tener su personalidad propia, pero todos van a tener la constante de que haya un punto de impacto todo el tiempo que pueda volverse viral”
Carlos Guillermo
Carlos Guillermo
Dentro de esa idea de generar experiencias sensoriales en un punto específico, Carlos Guillermo encuentra su parte favorita en las flores y la arquitectura de las mismas. “Hay magia cuando logras ver que, con orden, todas las materias primas acomodadas por un ojo de diseño guiado toman formas muy bonitas”. Con la forma que sea, en candiles, muros, túneles o en cúpulas, la naturaleza deja de manifiesto la majestuosidad en formatos únicos. Para este coordinador, quien por cierto se define como amante de plantas y animales, entiende perfectamente que no hay nada que sea malo, simplemente se debe entender su función. Con esa premisa en mente, el experto es capaz de trabajar con claveles, gladiolas, alcatraces, cactus, garantizando siempre un resultado que redefine el lujo y la elegancia.
El arte de lo no visto
Fue una Navidad cuando a Carlos Guillermo, también coleccionista de obras inspiradas en osos, se le ocurrió hacer uno de ellos cubierto con flores rojas. Lo que se pensó como un detalle de temporada, “después fue tan observado y tan querido que ya la gente lo pide”, me cuenta. Así funciona, con aquello que nace de la mente y que, de pronto, se descubre como el acento perfecto que hacía falta. De la misma forma en que puede trabajar con elementos de la naturaleza, también se suman a sus manipulaciones estéticas las hojas de oro, textiles, metales, colgantes… todo lo que sea necesario para diseñar una obra de arte nunca antes vista y solo concebida para los novios.
Carlos Guillermo
Para garantizar la experiencia de lo no visto en su máxima expresión, Carlos Guillermo prefiere trabajar en locaciones que tengan una vista bonita y que garanticen fotografías preciosas. “Siempre es increíble hacer mención de dónde estás y que tengas que integrar esa parte del venue junto con el diseño”, dice. Más allá de imaginar espacios en otras partes del mundo, Carlos Guillermo tiene un encanto peculiar con México y, sobre todo, con San Miguel de Allende. Plata, jaguares de barro, sedas y maderas, todo encuentra su armonía cuando el espíritu folklórico está de por medio, y más allá de hacer una representación literal de los elementos, su apuesta siempre se inclina a que la propuesta cultural sobresalga bajo un espectro de lujo. Las vistas del desierto y las dunas ahora conforman su próximo sueño para diseñar proyectos asombrosos.
Y si se tratara de diseñar una boda perfecta, sin dudarlo elegiría el Ex Convento de la Merced, además de integrar distintas intervenciones musicales para cada momento, apostando por lograr un ambiente muy sofisticado con ayuda de Big Band. La producción de iluminación y flores no podría quedar de lado en la ecuación. En conclusión, un homenaje al glamour de antaño y a una nueva propuesta de estructuras, líneas y perfección para generar mezclas extraordinarias.
Carlos Guillermo
Con el swing, los boleros y el jazz como referentes musicales; “An Affair to Remember” como su película favorita, entregado por completo al servicio, conocedor de cómo funcionan los materiales, sin límites por el color y fanático de los viajes, Carlos Guillermo entiende la creatividad como el motor para transformar un proyecto de imaginación en una realidad que supere todas las expectativas. Él, su mente y la experiencia en coordinar los eventos más prestigiados, se encargan de darle vida a lo no visto y de sorprender con aquello que resultaba inesperado. Porque en su trabajo, lo único que cuenta es crear y trascender. No hay más.
Video: Benji Bahena
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