“Lo que tú quieras, lo que tú te imagines, yo lo puedo hacer; y si no… invento cómo” – Andrés Gasque
Su infancia la pasó dibujando casitas en los cuadernos de cuadrícula, y es que su deseo de ser arquitecto le permitió construir perfecciones donde no las había, diseñar camisetas con sus iniciales para iniciar con una total ruptura de esquemas y, ya de paso, conquistar Nueva York al tiempo que navegaba con una gran bandera de “nerd”, como él mismo se define. Hoy, Andrés Gasque, cimbra la escena nupcial para conquistar a propios y extraños con su colección “Aves de paraíso”, apostando por la experimentación en siluetas, detalles, escotes y textiles. A continuación un poquito (o un mucho) de lo que platicamos en el marco del Mexico Bridal Fashion by Vogue.
Andrés es el clásico chico que te pone de buenas, así sin más. Alegre, movido y como un verdadero correcaminos, toma medidas, platica, hace chistes, me muestra su playlist must de Spotify y, para colmo, tiene chance de sentarse a platicar casi media hora conmigo. Este diseñador, titulado de Negocios Internacionales por el TEC de Monterrey (sí, había que seguir con el negocio familiar), me cuenta que su primer amor real con la moda lo vivió justo en la carrera, en ese gran año por París que lo definió todo. “El ojo por el detalle y buen gusto siempre me estuvo rodeando sin que yo lo supiera”, me cuenta.
Decidido a crear un futuro en la moda, Andrés empezó “desde abajo”, como asistente del diseñador Ricardo Seco. Después de un año, con la convicción de que había encontrado su gran pasión en la vida, decidió llevar el escenario televisivo de ‘Project Runway’ a la realidad y, sin más, se fue a Nueva York, a Parsons, con el objetivo de estudiar diseño de modas. A su regreso a México, por allá del año 2010, Gasque pensó que su cometido sería diseñar ropa de hombre; sin embargo el camino creativo lo llevo hacia la confección de vestidos hechos a la medida. “Me empecé a enamorar de la ropa de mujer. Encontré millones de opciones, telas, fabricación y mil opciones más”, dice.
El enfoque nupcial del diseñador lo inició con el clásico baile de debutantes que se realiza en Mérida, ahí, gracias a la calidad de sus creaciones y, por supuesto, a ese toque juvenil que le imprimía a cada una de ellas, empezaron a solicitarle vestidos para bodas civiles. Con la convicción de “something’s going on”, Gasque le apostó todo a la magia que podría concebir a través de un vestido de novia, el motor que lo impulsó a desarrollar su primera colección nupcial para presentarla en la casa que, hasta hace algún tiempo, habría pertenecido a su bisabuela. “A un vestido de novia le podía dedicar más tiempo, hacerlo más elaborado y más cool”, asegura, antes de contarme que todos los diseños los creó tan solo dos meses antes del tan esperado desfile.
Para Andrés, “clásico no significa aburrido”, y bajo ese mantra de vida decidió marcar un parteaguas en el escenario nupcial de Mérida con 20 piezas que apostaban por lo moderno, al tiempo que se dejaban conquistar por un toque atemporal y elegante, propio de una novia. “Lo que quiero lograr es que la mujer se sienta bella, que se sienta cómoda y que tenga un amor por lo clásico timeless”, dice. El objetivo de la propuesta creativa de este diseñador nupcial es que, a través de sus creaciones, se supere la barrera del tiempo, del espacio y de la misma moda, aprovechando esta misma dinámica para magnificar la fantasía que un buen estilismo de novia debe de tener.
Amante del raso y de los diseños que tienen cuerpo, Andrés Gasque recibe la inspiración de sus colecciones de la forma más peculiar que yo haya conocido. Su proceso tan solo involucra estar solo en su automóvil y escuchar música, y es que con una canción puede concebir, a través de esos ritmos y letras, su próxima propuesta. “Me imagino el runway show, cuando rompe la canción y sale la primera modelo, y con esa inspiración en mente empiezo a buscar telas, siluetas, formas, inicia el research. Con una canción me llega el ‘flashazo’ del show”, dice.
“Con Titanium, de David Guetta, me imaginé un desfile en un lugar de Mérida que se llama Paseo de la Revolución. La colección fue totalmente blanca (por el pigmento que da el titanio), con dorado y plateado. Tenía mucha estructura y armaduras. La expresión era griega con armaduras y la yuxtaposición de lo vaporoso y lo suave con lo rígido de los titanes y los metales”, me cuenta Andrés. 45 vestidos fueron el resultado de esta masterpiece que toma forma con la voz de Sia.
Para ‘Aves de paraíso’, su más reciente colección, ‘Get What You Give’, de Felix Cartal, fue la canción que desencadenó toda la propuesta para reinventar el escenario en segundos. “La empecé a oír y vi plumas por todos lados. La canción no dice nada sobre eso, pero fue lo primero que se me vino a la mente. La escuché muchas veces y, con cada vez, salían más ideas”. Después de hacer varios sketches, escribir sus ideas y aterrizar todo lo que tomaba forma en su cabeza, Andrés se dio a la tarea de iniciar con todo el diseño. Supongo que su mente de arquitecto le invita a pensar en números y en una suerte de perfección, y es por eso que siempre concibe sus despliegues de moda en pares y contrapartes.
Con un espíritu que se manifiesta inspirado por la magia artística de Giambattista Valli, Alexander McQueen y Alber Elbaz (en sus tiempos en Lanvin), Andrés Gasque se sabe creativo, atraído por el guipur y por esos diseños que se convierten en la extensión perfecta de una novia enamorada. Con una vibra old-school y moderna a partes iguales, sus vestidos de novia hablan de la esencia de quien ama sus raíces y, por supuesto, quien pretende convertirse en el IT CREATOR de una generación bridal amante de lo atemporal y, ya de paso, de la música (buena música) convertida en moda.