Has preparado con mucho ahínco ese gran día, lo has esperado por meses y ahora falta ultimar algunos detalles para que se convierta en la mejor experiencia de tu vida. Si te identificas con esta serie de premisas, entonces es momento de que le eches un vistazo a las cosas más inteligentes que puedes hacer en tu boda para disfrutarla ¡al máximo! ¿Te adelo algo? Todo es cuestión de actitud.
1. ¿En serio quieres tacones?
Si no estás acostumbrada a ir por la vida caminando en alturas de impacto, lo mejor es que dejes los tacones de 12 centímetros de lado. Mi mejor recomendación es que te lleves un buen par de flats o tenis a la boda, ya que así garantizarás que podrás moverte toda la noche sin la horrorosa necesidad de tener que sufrir porque ya no aguantas los pies o algo por el estilo.
2. Maquíllate como te sientas cómoda
Lo más común es pensar que una novia debe verse distinta el día de la boda, pero no tiene porqué ser necesariamente así. No hay razón para que cambies tu look, y es que ¡ya traerás un vestido de novia! Tu presencia será inconfundible, y no tienes que acentuarla con un sinfín de productos de maquillaje, mucho menos si no estás acostumbrada a utilizarlos diariamente. Si quieres verte elegante, atemporal y guapísima, siempre recuerda… ¡menos es más!
3. Sonríe aunque no todo salga perfecto
Y es mejor que vayas masticando la idea de una vez. Por más que hayas planeado todo con lujo de detalle, seguro el día de la boda habrá algunas cosas que se salgan de control, así que ¡no te estreses y diviértete como nunca! No concentres tu atención en aquello que está saliendo mal, sino en todo lo increíble que estás viviendo junto al amor de tu vida. Llueve, truene o relampaguee, ¡es tu boda y solo habrá una!
4. Baila como si no hubiera un mañana
¡Lo que sea que pongan! Baila, diviértete y sácale brillo a la pista de baile con tus mejores pasos (aunque no seas bailarina profesional). Muévete hasta que te duelan los pies y los cachetes por tanto que sonreíste.
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5. No tomes de más
Es momento de la fiesta y de echar relajo, pero no por eso debes olvidarte de todo lo que pasó en tu boda. Lo más sano es que sí tomes, pero que combines la bebida con vasos de agua natural o mineral, ya que esto hará que mantengas tus niveles de alcohol bastante balanceados. Además, si al día siguiente te vas de luna de miel, seguro no querrás levantarte con cruda y con un dolor de cabeza impresionante, ¿o sí?
6. Echa relajo y tómate fotos ¡con todos!
Eso será historia de todo el día, así que aprovecha la compañía de todos y enmarca esos recuerdos en unas fotos de lo más divertidas. Todos los invitados se sentirán de lo más especiales si te das un momento para tomarte una que otra foto con ellos.
7. No te preocupes por el vestido de novia
A ver, lo más normal es que te lo pisen, que se ensucie y, en ocasiones, que se rompa, así que… ¡déjalo ir! No te quedes preocupada porque le vaya a pasar algo, y mejor déjate llevar por todo lo que traiga tu boda, que al final del día el vestido de novia se hizo para que lo disfrutaras y vivieras tu gran día ¡al máximo!
8. ¡Come!
Ni se te ocurra querer divertirte el día de la boda con el estómago vacío. Aunque todo vaya deprisa y los ojos de todos estén sobre ti, tómate unos minutos para disfrutar de la comida. Esto hará que recargues pilas y, además, que el alcohol no te caiga mal a la hora de la fiesta.
9. Nunca olvides que es… ¡tu boda!
Nunca lograrás cumplir con las expectativas de los invitados por más que así lo quieras, y es que es muy sencillo… ¡la boda es TUYA! El objetivo es que ames todo sobre el gran día: tu ceremonia, la música, el banquete, el primer baile, la fiesta… ¡todo lo debes vivir al máximo! Vive tu gran día y disfrútalo como nunca. Eso, en serio, es lo más inteligente que podrás hacer.
Inspírate en esta boda: “Qué sabrán ellos de la suerte si no te conocen”: Sus y José.